Por José Morbán
En la obra de Engel Leonardo no hay ficción. Sus piezas nacen a partir de investigaciones de los objetos de su entorno que resultan en ensayos visuales. Ensayos sobre la cotidianidad, la estética de la periferia y las políticas de las instituciones culturales.
En una instalación expuesta en el 2011 en la Bienal de Artes Visuales de Santo Domingo, realizó una composición de objetos encontrados dispuestos en el suelo dentro de rejas metálicas; un abanico, una silla, un inodoro, una planta eléctrica, una lámpara… Si aceptamos como título la denominación "Sin título", ésta, lejos de ser una seria constatación, desvelaba una ironía. La pieza comentaba sobre las soluciones ante el constante estado de inseguridad al que se está expuesto en las ciudades del trópico.
En el 2014 expuso su primera individual, Rejas, Sillas, Vestidos, Muñecas y Plátano, en el Museo del Hombre Dominicano. Aquí se hizo evidente su interés por la arquitectura popular y la artesanía propia de comunidades rurales dominicanas. Rejas de maderas criollas con vevés [1] pintados (Vevés 1 y 2, 2014), sillas realizadas junto a tejedores de Monte Plata (Yamasá, 2014), muñecas biscuits como aquellas que adornan las casas dominicanas (Moca, 2014), todo esto en diálogo con la arquitectura del museo y sus artefactos. La exhibición se apreciaba como una revisión de la dominicanidad post-Balaguer donde las piezas, al convivir con objetos de otros tiempos, adquirían un aura antropológica. Donde la antes mencionada Sin título caía en una universalidad estéril por servirse de la recolección y apropiación de elementos producidos industrialmente, Rejas, Sillas, Vestidos, Muñecas y Plátano parecía reivindicar el caribe insular que la había producido al recurrir a la colaboración con artesanos locales.
Para Leonardo la práctica artística es entender la biografía de los objetos [2], su relación con quienes los realizan y quienes los utilizan. Por eso, su cuerpo de trabajo, más que una búsqueda formal, es una investigación cronológica de la evolución de estos objetos y su contexto. Desde Isla (2013), donde estudia los detalles arquitectónicos vernáculos de principios del siglo XX, seguido por la instalación in-situ junto a Laura Castro Moderno Tropical (2013), donde explora la estética del trópico moderno y la opone a la estructura brutalista del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo, hasta su más reciente Ranchos, Planchas, Gallinas en la que trabaja con materiales usados en urbanizaciones posmodernas.
En esta última serie trabaja con pintura en espray sobre planchas de zinc acanalado que tiene como resultado degradados entre dos colores. A veces el zinc respira, otras veces no. La pintura funciona como elemento estetizante sobre un material innoble, desmitificando las preconcepciones acerca del objeto pictórico. Pero la intertextualidad no sólo reside en que estas planchas remitan a los techos que recubren los barrios tropicales (ranchos, caserios), o en que tengan todo el peso de la palabra pintura, si no en el espacio en el que se exhiben. Ranchos, Planchas y Gallinas se muestra en el Pabellón de Venezuela, una de las tantas edificaciones construidas para la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre realizada bajo la dictadura de Rafael L. Trujillo en 1955 para conmemorar sus 25 años en el poder. Esta estructura diseñada por el arquitecto venezolano Alejandro Pietri, es un ejemplo de la arquitectura moderna tropical y un remanente de un gran acontecimiento histórico dominicano. El abandono lo deterioró y estuvo cerca de ser demolido hasta que pasó a manos de la Sociedad de Arquitectos Dominicanos (SAD). Dentro del pabellón las planchas son dispuestas en distintas habitaciones. En una de ellas también se encuentra un mini-museo realizado junto al curador mexicano –y colaborador frecuente de Leonardo– Pablo León de la Barra. El ‘museo’ muestra fotografías del lugar, desde su construcción hasta su actual estado, así como planos, memorabilia, recortes periodísticos y de revistas.
Un encuentro entre objetos de arte, historia y arquitectura como éste es inevitable sin asumir una política de la estética que permita el diálogo con agentes de las áreas involucradas. Si la exhibición se hubiera reducido a un muestrario de objetos, el espacio hubiera sido un obstáculo. Ranchos Planchas y Gallinas sigue la misma vena de Moderno Tropical de integrarse con el espacio y repensar su uso y constitución. Es una muestra que tomó meses de planificación y varias reuniones con directivos de la SAD antes de formalizarse, y en la que se hace evidente el interés de ambas partes por revitalizar el pabellón, tal vez, incluso, darle un propósito a largo plazo.
Ranchos, Planchas y Gallinas pone sobre la mesa nuestra memoria histórica. Hasta podría decirse que las planchas de zinc son un paralelo entre la fragilidad de la misma y su documentación. La corrosión es inminente y el material inevitablemente cambiará, así como lo hacen los paisajes del Caribe.
Para ver más trabajos de Engel Leonardo:
www.engelleonardo.com
[1] Símbolos religiosos comúnmente utilizados en el vudú para representar a los lwa o dioses.
[2] El escritor ruso Sergei Tretyakov plantea este concepto en su ensayo corto La Biografía del objeto. La biografía del objeto se opone al heroísmo como estructura narrativa literaria y plantea una centrada en el objeto, de manera que el individuo no se mueva a través de un sistema de objetos si no el objeto a través de un sistema de individuos.
José Morbán (Santo Domingo, República Dominicana, 1987) cursó estudios de Bellas Artes en la Escuela Nacional de Artes Visuales así como de Ilustración en la Escuela de Diseño de Altos de Chavón. Ha participado en varias exposiciones colectivas, entre ellas la XXVII Bienal Nacional de Arte de Santo Domingo. Es miembro fundador del colectivo Viralatex y fue co-curador de la selección dominicana de la exhibición Dvd Project.